La Policía Nacional desarticula la mayor red de distribución de cocaína de Madrid
Doce personas, a las que se les ha incautado un total de 600 kilogramos de cocaína, han sido detenidas durante una operación llevada a cabo en Badajoz, Guadalajara, Madrid, Málaga y Valencia
Se trata de una organización muy violenta que contaba en su poder con un arsenal de armas blancas, defensas extensibles, puños americanos, pistolas traumáticas, una catana y tres armas cortas
Entre los arrestados figura un “narcoabogado” que realizaba labores de asistencia jurídica, asesoraba en cuestiones de blanqueo de capitales e, incluso, realizaba y ejecutaba transacciones de cocaína
Intervenidos unos 700.000 euros en efectivo y 20 vehículos, entre ellos uno valorado en más de 250.000 euros
14/03/21
Agentes de la Policía Nacional han desarticulado, en colaboración con la Policía Nacional de Colombia, una organización de traficantes que contaba, presuntamente, con una amplia red de pisos de seguridad en los que ocultaban grandes cantidades de cocaína para, posteriormente, traficar con ellas por todo el país. Se trata, a juicio de los investigadores, de la mayor red de distribución de cocaína de la capital de España. Doce personas han sido detenidas durante una operación en la que se han incautado 600 kilogramos de esta sustancia estupefaciente y que se ha llevado a cabo en las provincias de Badajoz, Guadalajara, Madrid, Málaga y Valencia.
Las investigaciones comenzaron a principios del año 2020 sobre un núcleo de individuos asentados en Madrid y en la localidad malagueña de Marbella. Al frente de la organización se encontraba un hombre de origen marroquí, narcotraficante de gran relevancia internacional, y que mantenía contactos con las organizaciones de Marruecos y Sudamérica suministradoras del estupefaciente.
El modus operandi de la organización consistía en la compra de grandes plantaciones de marihuana a sus cultivadores a lo largo de toda la geografía nacional, con lo que sufragaban todos los costes que eran necesarios para posteriores operaciones de mayor envergadura, tanto de tráfico de cocaína como de hachís en grandes cantidades.
Una vez que las plantaciones eran recolectadas, se entregaba el producto a la organización, que procedía a envasar la sustancia vegetal en los garajes y naves habilitados al efecto para, acto seguido, enviarla mediante paquetes de unos 20 kilogramos al centro de Europa y a Países Bajos, países donde existe una fuerte demanda de esta sustancia estupefaciente.
El hombre de confianza o jefe de operaciones del líder de la organización era su propio hermano, encargado de controlar y supervisar las funciones que el resto de miembros del entramado desarrollaban. Era el nexo de unión entre la cúspide de la organización y las personas intermedias, asumiendo un rol principal en todas las actividades de campo y manteniendo siempre estrictas medidas de seguridad. Era también el encargado de participar en las operaciones de tráfico de marihuana que realizaba la organización, viajando a Centroeuropa y a Países Bajos para entrevistarse con los destinatarios y distribuidores de dicha sustancia.
Dentro de la estructura de la organización aparecía otro de los hermanos del líder, quien era considerado por ambos como el perfecto testaferro, del cual se fiaban plenamente.
Realizaban funciones de seguridad con total destreza
El avance de la investigación permitió identificar plenamente al resto de los miembros de la organización y el modus operandi que iban utilizando para importar las drogas que comercializaban por medio de su sofisticada red de distribución. Entre esos integrantes destacaba un conocido abogado que, además de representar los intereses jurídicos de la organización investigada, era parte plena de la organización. Este “narcoabogado” realizaba labores de asistencia jurídica, asesoraba en cuestiones básicas de blanqueo de capitales e, incluso, habría sido responsable de realizar y ejecutar transacciones de cocaína.
Entre los diferentes niveles de la organización destacaban claramente los miembros encargados del almacenaje y de la distribución de la cocaína, no sólo por su capacidad para dar salida a ingentes cantidades de droga, sino porque, además, previamente a las labores del tráfico de drogas, desempeñaban funciones de seguridad con gran destreza. Utilizaban tanto sus conocimientos como códigos o nombres en clave para referirse a terceras personas o a los pisos de seguridad e, incluso, hacían uso en sus desplazamientos de equipos de transmisión para desempeñar su cometido criminal con absoluta seguridad.
Las investigaciones policiales permitieron averiguar cuáles eran los inmuebles que utilizaban como pisos de seguridad. Muy pocos miembros de la organización accedían a dichos inmuebles, lo que demuestra la profesionalidad de la organización desarticulada y las medidas de seguridad que adoptaban sus integrantes. Llamó la atención de los agentes que, para los desplazamientos que realizaban en los vehículos que componían la flota de la organización, siempre iban trajeados. Este dato demuestra que una de las máximas era pasar desapercibidos y aparentar ser verdaderos empresarios por si fueran identificados o detenidos en cualquier control policial.
Escondían la droga y el dinero por separado en diferentes viviendas
Una vez que la cocaína había llegado a España a través de puertos como los de Valencia o Algeciras, la organización activaba una importante red de almacenamiento y distribución de la sustancia estupefaciente. Se pudo detectar que la organización frecuentaba tres inmuebles de la provincia de Madrid, en los que almacenaba droga o dinero en efectivo de las transacciones realizadas. La profesionalidad de los investigados hacía que dividieran el riesgo separando el efectivo de la sustancia estupefaciente en dos inmuebles.
Los tres inmuebles fueron sometidos a registro. En el primero de ellos se intervino un total de 230.000 euros, que era el dinero obtenido de diversas transacciones de droga durante los días anteriores a su detención. El dinero fue localizado en un falso techo del baño. En el segundo domicilio, conocido como “piso caleta”, es decir, utilizado para ocultar los paquetes de cocaína que la organización habría traslado hasta Madrid, se intervino cerca de 150 kilogramos de cocaína. En la tercera vivienda fueron hallados más de 200 kilogramos de la misma sustancia.
La organización ofrecía su mercancía de una forma novedosa. Hasta el momento, las transacciones de cocaína solían hacerse de kilo en kilo, pero este grupo había encontrado la posibilidad de poder ofrecerlas en porciones menores, es decir, cada kilo era distribuido en tres partes de unos 370 o 390 gramos cada una de ellas. De este modo, habían encontrado una manera más comercial de darle salida a la droga que almacenaban al poder vender en cantidades menores los kilos que habían ocultado en dichos inmuebles. Así, cada una de estas pastillas era vendida a los distribuidores por un precio que solía oscilar alrededor de los 10.000 euros.
No desempeñaban actividad legal alguna pero vivían a todo lujo
La organización estaba formada por un grupo de personas que no desempeñan actividad económica alguna. Por este motivo, se ha llevado a cabo una investigación patrimonial tanto de los principales investigados involucrados en los delitos de tráfico de drogas, como de las personas del entorno familiar o empresarial, las cuales contribuían a la ocultación y blanqueo de las ganancias generadas con el narcotráfico.
La investigación ha permitido, hasta el momento, el bloqueo de 16 inmuebles que eran propiedad de los diferentes integrantes de la organización, así como el bloqueo de numerosas cuentas.
Otra de las características de esta organización era la capacidad para ejercer la violencia, motivo por el cual contaban con un arsenal de armas blancas, defensas extensibles, puños americanos, pistolas traumáticas e, incluso, una catana. Además, se han intervenido tres armas cortas, concretamente un revólver, una pistola y un arma simulada, lo que permite ver la capacidad de esta organización a la hora de garantizar la seguridad de sus actividades.
Todo ese beneficio que le ha venido reportando las ilícitas actividades se ha visto reflejado en su vida diaria. Disponían de grandes lujos, como lujosas viviendas y vehículos de alta gama. De hecho, los agentes intervinieron más de 20 vehículos, uno de ellos valorado en más de 150.000 euros y otro en más de 250.000 euros. También han incautado seis vehículos con habitáculos o compartimentos conocidos como “caletas”, construidos para minimizar el riesgo a la hora de realizar los transportes de estupefaciente por carretera.
Además, también se les intervino elementos de seguridad utilizados por la organización, como detectores de frecuencia e inhibidores, que tenían la finalidad de salvaguardar tanto sus comunicaciones como sus desplazamientos. Prácticamente todos los integrantes de la organización eran expertos y guardaban extremas medidas de seguridad en sus desplazamientos, sobre todo cuando transportaban o movían ciertas cantidades de droga.
Participación del GEO en la explotación de la operación
Fruto de la investigación se logró detectar cómo varios miembros de la organización, unos días antes de ser detenidos, se prepararon para llevar a cabo un viaje a una provincia cercana a Madrid, en donde debían, presumiblemente, rescatar cierta cantidad de droga de un contenedor que habría llegado.
Dos miembros del grupo, previamente aleccionados por el jefe de operaciones de esta organización, se trasladaron hasta Valencia para asaltar el contenedor, aunque, por razones de seguridad, decidieron que era mejor tratar de recuperar el mismo cuando fuera trasladado hasta una nave cercana a la capital de España.
Cuando el contenedor ya se encontraba en la capital, procedieron a dar cumplimiento a las entradas y registros y a realizar las detenciones en los diferentes inmuebles de los miembros de esta organización. Debido a la peligrosidad de los integrantes, fue necesaria la intervención del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional.
Esa misma madrugada, una vez registrado el contenedor que procedía de Colombia, se logró intervenir alrededor de 208 paquetes de cocaína con un peso bruto que alcanzarían los 230 kilogramos. Esta sustancia habría sido introducida en el contenedor mediante el sistema conocido como “gancho ciego”, es decir, con el desconocimiento de las empresas que realizan el lícito comercio entre ambos países.
Confirmada la existencia de la droga en el interior del contenedor, se procedió a detener a todos los restantes integrantes de la organización. Fueron arrestadas doce personas y se practicaron 15 registros de inmuebles en las ciudades de Badajoz, Guadalajara, Marbella, Madrid, Parla, Pinto y Pozuelo de Alarcón.
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