Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 183, 43-89 65 Análisis e implementación de estrategias para prevenir o atenuar la “contaminación” cognitiva en la obtención, análisis e interpretación de las pruebas científico-forenses en el proceso penal Amezcua de Miguel, R. se trata de clasificar los casos por dificultad o vulnerabilidad al sesgo. Esto les permitirá, en situaciones de falta de tiempo o pocos recursos para verificaciones ciegas, aplicar los procedimientos más demandantes de medios cuando sean realmente necesarios (Dror, 2013). 6.2.2 Fomentar el esfuerzo cognitivo mediante una autorregulación competitiva El análisis de la muestra recogida en la escena del crimen se asignaría por duplicado a dos laboratorios distintos que desconocerían dicha duplicidad. Los expertos solo sabrían que a veces se solicitan estas pruebas de forma aleatoria. Si el resultado obtenido por ambos no es el mismo, habría un procedimiento de adjudicación: el laboratorio que descubriera dónde está el fallo del otro sería el que recibiera el pago por el trabajo realizado y, además, un segundo pago por descubrir dicho error (Reese, 2011). Esta técnica presenta algunos inconvenientes, solo corrige los sesgos que se pueden atribuir a la falta de esfuerzo cognitivo en el experto que procesa la muestra, no se puede aplicar en demarcaciones judiciales en donde solo haya un laboratorio y aumenta considerablemente el coste de la investigación. Persiguiendo el mismo fin que la autorregulación competitiva, el control de calidad, está la realización de ensayos de aptitud por el propio laboratorio o contratar a una organización externa para que los haga. Como inconvenientes, estas pruebas son más fáciles que los casos reales, las evidencias de los ensayos son de mayor calidad y no son ciegas, es decir, los examinadores suelen saber que se trata de una prueba de aptitud, por lo que se desconoce la validez de esta estrategia para reducir sesgos (Kukucka y Dror, 2023). 6.2.3 Recuperar la escena del crimen como tarea científica En Roux et al., 2015, los estudios han demostrado que los mejores examinadores de la escena de un crimen tenían un título universitario, en su mayoría de ciencias.
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