Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 183, 181-224 189 Algunas dificultades en la detección e investigación de los ciberdelitos económicos González Uriel, D. ejemplo, el envío de un mail malicioso‒, accedan a una multitud indeterminada de víctimas potenciales. Menciona que un contenido malicioso puede permanecer latente mucho tiempo después de que se suba a las TIC por su autor, y que puede causar daños cuando los usuarios interactúen con él, lo que evidencia que se pueden causar resultados lesivos y nocivos mucho tiempo después de la acción, por lo que, además de la inmediatez, la asincronía juega un destacado papel. Sin embargo, debemos subrayar que existen notables dificultades a la hora de cuantificar, con precisión, la magnitud del fenómeno tratado. Más allá de los datos oficiales sobre hechos conocidos, porque han sido denunciados, es de prever que un importante porcentaje de hechos engrosen la conocida como “cifra negra” de ciberdelitos. Las causas de ello son variadas: (i) el desconocimiento, por parte de la víctima, de que se ha cometido un delito. Podríamos pensar en aquellos supuestos en los que se dé una ciberestafa de una cuantía ínfima de dinero ‒unos pocos céntimos‒ y la víctima no reciba una notificación de su banca electrónica con cada movimiento que se produzca en su cuenta. Sería dable que una transferencia de pocos céntimos pudiera pasar inadvertida; (ii) que la propia víctima, aun conociendo el hecho, no considere que se trate de un delito, v. gr., tentativas de estafa a los que no se les otorga la mayor credibilidad o actos preparatorios de estafas muy alejados de integrar actos ejecutivos ‒envío de mail con spam‒; (iii) los propios sentimientos encontrados de la víctima, pudiendo mencionar la culpa o la vergüenza por el delito padecido. Como ejemplo que ilustre esta situación, podríamos mencionar la denominada “estafa romántica”, en que el ciberdelincuente hace creer a su víctima que mantienen una relación sentimental telemática, la embauca, se gana su confianza y, finalmente, le solicita dinero con promesa de devolución, lo que nunca sucede. En este caso, la víctima, al sentirse burlada, puede rehusar la denuncia de los hechos por la vergüenza de relatar lo sucedido ante las instancias formales de persecución del delito. Por otra parte, en cuanto a supuestos en los que se dé el sentimiento de culpa de la víctima, podríamos aludir a la ciberestafa en la que a un sujeto se le promete la obtención de un lucro ‒v. gr., una cuantiosa herencia‒ a cambio de un desembolso dinerario
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