Ciencia Policial nº183

Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 183, 181-224 187 Algunas dificultades en la detección e investigación de los ciberdelitos económicos González Uriel, D. efectuarse un traslado al ámbito online de todas las facetas de la vida, incorporamos nuestros derechos e intereses e interactuamos con terceros. Este comportamiento en la Red determinará que podamos ser objeto de ciberdelitos. Tal y como se advirtió, las cibervictimizaciones pueden ser variadas y plurales. En este sentido, todos los usuarios de las TIC somos potenciales víctimas, por lo que todos los agentes sociales somos susceptibles de ser victimizados, tanto personas físicas como jurídicas. Por lo tanto, no existe un único perfil de víctima, sino que presenta carácter múltiple, contingente y variable. Ya hemos indicado que una de las principales peculiaridades de esta tipología de delitos es que es la propia víctima quien determina los bienes jurídicos de su esfera de intereses que pueden ser agredidos, mediante su incorporación a las TIC, su comportamiento en ellas y la interactuación con terceras personas. Así las cosas, es la propia víctima quien define el perímetro de actuación sobre el que pueden incidir los ciberdelincuentes. Si bien, hemos de advertir que con estas afirmaciones no se reprocha a la víctima nada, ni se le culpabiliza de ser victimizada, sino que se corrobora el presupuesto fáctico de los ciberdelitos. Pues bien, tomando como referente dicha situación, debemos constatar que, en ocasiones, el contexto online propicia que los sujetos lleven a cabo determinados actos de riesgo o que modifiquen su conducta y se comporten de un modo diferente a como lo hacen en el espacio físico. Es lo que se ha dado en llamar “online desinhibition effect”, que Agustina Sanllehí (2014) sintetiza en que se da una disparidad de conductas porque las personas se encuentran “menos constreñidas, más sueltas y se expresan de una forma mucho más abierta”. Dicho autor resume en seis los rasgos del efecto desinhibidor online, que aquí solo enumeraremos: i) la anonimidad disociativa, ii) la invisibilidad, iii) la asincronicidad, iv) la introyección solipsística, v) la imaginación disociativa y vi) la minimización del status y de la autoridad. A continuación, subraya que estos elementos “elevan, lógicamente, las probabilidades de que los usuarios incurran en conductas de riesgo y acaben siendo cibervictimizados”. Además de esta cierta modificación de las pautas de conducta en el entorno online, que nos hacen ser más atrevidos y pueden llevarnos a efectuar comportamientos de riesgo ‒pensemos en

RkJQdWJsaXNoZXIy MzA5NDI2