Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 182, 15-69 44 CIENCIAPOLICIAL con independencia de los aparatos que tengan en la misma, incluso que la conexión que realizamos a Internet desde nuestros hogares se pueda hacer desde un router al cual queden unidos todos los dispositivos ubicados en el mismo. La identificación del ordenador concreto desde el que se cometió el delito, cuando dicho ordenador se conecta a la red a través de NAT, resultará, como puede suponerse, mucho más complejo. Cuando se trata de conexiones desde dispositivos móviles, los problemas son aún mayores. Un celular es un receptor-transmisor, el cual permite la comunicación entre personas mediante ondas electromagnéticas de radiofrecuencia. En la actualidad, los celulares utilizan tecnología digital, es, por ello, por lo que los mensajes de voz son transformados en códigos de dígitos binarios, quedando convertidas las conversaciones en paquetes de datos agrupados, según un lenguaje preestablecido. Para que se pueda producir una conexión inalámbrica, es necesario que, en cada tramo de terreno en el que se quiera que exista cobertura, llamado técnicamente «célula», se instale una antena. Esas antenas receptoras-emisoras, junto a la estación base y a otros equipos electrónicos, permiten hablar y conectarse a Internet a las personas que estén situadas en el momento de la conexión en el territorio de esa célula (Martil, 2017). En un mundo en continuo movimiento, donde las personas vamos y venimos de un lado a otro, nos podemos preguntar cuántas antenas a lo largo de un día han podido darnos cobertura en nuestras conexiones inalámbricas. A todo ello hemos de unir una dificultad más y es que los celulares se conectan a Internet con una IP pública (NAT). La investigación de la comisión de un hecho delictivo cometido desde un celular podrá permitir averiguar la última antena desde la que se conectó este teléfono, pero debemos tener presente que, al mismo tiempo, habrá habido otros miles de celulares conectados desde esa misma antena. Si todos esos miles de celulares se conectan a través de una misma IP pública, resultará del todo imposible individualizar desde cuál fue cometido el hecho delictivo. La utilización del protocolo IPV6, en lugar del IPV4, permite asignar direcciones IP a cada uno de los dispositivos en cada una
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