Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 182, 231-268 234 CIENCIAPOLICIAL Tal es así que se han documentado numerosos casos de uso de armas químicas en diferentes culturas y civilizaciones. Si bien, aunque estos primeros intentos no eran tan sofisticados como las armas químicas modernas, demuestran el conocimiento temprano de los efectos destructivos de ciertas sustancias químicas como, por ejemplo, el curare amazónico, cuyos efectos dañinos afectaban tanto a las personas como al entorno natural. Así, como señala Mayor (2020) atendiendo a los estudios realizados por el arqueólogo británico Simon James de la Universidad de Leicester, encontró una de las primeras evidencias (siglo III a.C.) de armas químicas usadas por las tropas del Imperio persa que utilizaron gases venenosos durante el sitio de Dura (situada al este de Siria). En esta contienda los persas prendieron betún y cristales de azufre en los túneles de los enemigos y los gases originados durante la ignición fueron aspirados por los sitiados, que perecían en escasos minutos. En la antigua China, el filósofo Mo Zi ya recomendaba lanzar un tipo de antorchas (a las que incorporaban arsénico, azufre o betún para producir mezclas incendiarias o explosivas) en las minas que el enemigo cavaba donde los hostiles perdían la vida como consecuencia de los gases emanados, erigiéndose como una práctica común hasta casi el año 1000 de nuestra era. De esta manera, los distintos emperadores de China –al evidenciar el éxito de estas nuevas maneras de hacer la guerra– ordenaron el desarrollo de técnicas con el objeto de producir humo tóxico y desorientar o asfixiar a los enemigos durante las batallas. Todas estas tácticas se ponen de manifiesto en el aclamado libro El arte de la guerra de Sun Tzu conforme a la investigación llevada a cabo por Shua (2019). En este Tratado militar se ejemplifica, por primera vez, el uso, de forma masiva, de armas químicas contra población civil con la intención de mostrar que, para ganar una guerra, no hace falta destruir al enemigo, sino atacar su cadena de suministros o bases de abastecimiento, ya que en ello radica el valor intrínseco de las armas químicas y que, actualmente, hemos podido observar en la Guerra de Ucrania conforme al relato de Hernández (2023). Igualmente, Spanevello y Suárez (2011) describieron que ya en la India se empleó el veneno de origen animal para la creación de armamento bélico. De ello ha quedado constancia en tra-
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