Ciencia Policial nº182

Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 182, 173-229 185 Habilidades prácticas de actuación policial en la atención a familiares y allegados de personas desaparecidas Álvarez-Aparicio, A. I.; Martínez Fernández, J. M.; Herráez-Collado, E. sonas a atender, la sobrecarga laboral, emocional y temporal, la falta de recursos humanos, materiales y de reconocimiento, etc., que son factores de riesgo de estrés traumático secundario y desgaste profesional (Garrosa, 2012a). Se reconoce además, que el personal policial a menudo está expuesto a diversos factores estresantes específicos de su trabajo, como son: peligros y riesgos inherentes al trabajo policial, eventos traumáticos, así como factores estresantes organizacionales, como desafíos relacionados con el aumento de las cargas de trabajo y la escasez de personal (Purba y Demou, 2019; Simonovska et al., 2023); si bien existen pocos estudios sobre factores estresantes crónicos, como el trabajo en áreas de alto riesgo o exposición prolongada a situaciones potencialmente traumáticas, pese a los efectos significativos que puede tener en la salud y el bienestar del profesional (Simonovska et al., 2023). Tanto el estrés traumático secundario (que puede ocurrir súbitamente y supone que «el profesional adquiere los síntomas por la exposición o el contacto con la situación o con las personas que sufren directamente el trauma» [Newell y MacNeil, 2011]), como el desgaste profesional o burnout (que se caracteriza por «un estado de agotamiento físico, emocional y mental, como consecuencia de la excesiva implicación laboral y de las altas demandas del trabajo» [Garrosa, 2012a]), genera una serie de reacciones emocionales-cognitivas, motoras y somáticas que pueden afectar tanto al trabajador, en forma de enfermedad y pérdida de bienestar, como a la organización y a la calidad del servicio asistencial prestado (Puerto, 2007). En el caso del burnout además, se cree que los efectos acumulativos de lidiar con las experiencias negativas y los eventos traumáticos pueden incrementar el riesgo de sufrirlo (Kohan y Mazmanian, 2003). Como se ha visto y señala Álvarez-Aparicio (2015), «lejos de lo que pueda pensarse, es precisamente el contacto con el sufrimiento humano, lo que genera mayores niveles de ansiedad y estrés». Las investigaciones realizadas por Kroes, Margolis y Hurrell (1974), mostraron cómo ante situaciones de crisis solía predominar en menor grado el peligro físico como factor de estrés, que la atención a las víctimas o la comunicación de malas noticias a los familiares de estas. En el ámbito policial, una revi-

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