Ciencia Policial nº182

Ediciones Universidad de Salamanca / CC BY-NC-SA Ciencia Policial, 182, 145-172 163 La aplicación de las ciencias bioforenses a la investigación del bioterrorismo y biocrimen Ordoño Ballesteros, D. J. de víctimas expuestas que presentaban síntomas. En paralelo los investigadores analizaban el contenido de la carta usando técnicas de microscopía electrónica y de cultivo celular como ya se ha indicado. Es decir, no se identificó el contenido de las cartas hasta que los afectados no presentaron síntomas casi un mes después de la exposición. Para una identificación más precisa a nivel de cepa hubo que esperar hasta septiembre de 2002, gracias a la aplicación de la tecnología MLVA de las colonias obtenidas en el laboratorio, pudiendo afirmar en ese momento que la cepa de B. anthracis contenida en las cartas era la llamada Ames. Para conocer de manera más precisa las diferencias genéticas entre los morfotipos y llegar en la identificación a un nivel de aislado, se practicaron las WGSS de las las colonias obtenidas, logrando su finalización en el año 2003. Por otro lado, los investigadores se dieron cuenta de que la mezcla de polvo de las cartas enviadas a direcciones de Nueva York contenía una bacteria distinta de B. anthracis, en una proporción del 1 al 5 %. Para averiguar la especie concreta, se realizaron secuenciaciones del gen 16S rRNA, dando como resultado, en diciembre de 2001, que la identidad de la otra bacteria era Bacillus subtilis, una especie muy común en laboratorios de investigación e industriales, aportando una línea de investigación que finalmente fue corroborada. La secuenciación de la cepa finalizó en 2008, lo que permitió añadir un elemento probatorio más del origen de la mezcla en polvo usada en los ataques. Con el objeto de hallar más pistas acerca del lugar de producción y los materiales usados, se usaron otras técnicas como microscopía electrónica, dispersión de rayos X, radioactividad del carbono y espectrometría de masas de moléculas inorgánicas y orgánicas. Todos estos análisis en unión a otras técnicas clásicas de la investigación forense y policial lograron descartar a un buen número de sospechosos y centrar la investigación en el Dr. Ivins. Finalmente, ya en el año 2007, los análisis filogenéticos de un aislado de la cepa Ames presente en su laboratorio llamada RMR-1209 en relación con las muestras de las cartas lograron determinar que el autor de los hechos había sido esta persona. En otros casos más recientes, la secuenciación y el análisis filogenético de los agentes biológicos han resultado una pieza clave en el procedimiento judicial. Sirva de ejemplo el caso del

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